Nací y crecí en Cuba y ya adulta me mudé a los Estados Unidos. Le debo mi carrera al padre de mi mejor amigo. De regreso a Santiago de Cuba, él nos recogía de la escuela y compartía con nosotros sus experiencias sobre cómo trataba y cuidaba a sus pacientes. Su verdadera dedicación y pasión fueron una fuente inspiración total para mantenerme fiel al campo de la medicina. Veo a cada paciente como si fuera alguien de mi familia. Hago lo que está a mi alcance para ayudar a mis pacientes a sanar y me conecto con ellos de maneras especiales para ayudarles a mejorar su salud. Me llena de satisfacción cuando los familiares de alguno de mis pacientes deciden convertirse en mis pacientes también para estar bajo mi cuidado. En Sanitas, practicamos la medicina real con pautas basadas en la evidencia, las cuales están dirigidas no sólo a tratar a los pacientes físicamente, sino también emocionalmente. Vemos más allá de los desafíos diarios y trabajamos con el objetivo final de ver a nuestros pacientes con una sonrisa en sus rostros. Cuando me quito la bata, me gusta estar en casa con mi familia. Me encanta aprender sobre diversas culturas y abrirme a nuevas perspectivas para ayudar a mi crecimiento. Tengo un inigualable amor por la naturaleza. Me encanta estar en estrecho contacto con las bellas cosas que forman parte de ella, desde los pájaros cantando hasta el cielo azul y de otras cosas maravillosas que posee.