Como especialista en salud del comportamiento en Sanitas, mi trabajo no termina hasta que mis pacientes se sientan mejor. Cuando un paciente dice: “No me di cuenta de lo mucho que significa para mí sentirme escuchado”, hace que mi trabajo valga la pena. Es un buen día de trabajo cuando mis pacientes salen de su cita sintiéndose escuchados, validados y empoderados. Cuando mi familia emigró de Nicaragua, vinieron a vivir a Miami, en “el barrio de Wynwood” donde nací. Aunque no eramos ricos, teníamos todo lo que necesitábamos, especialmente el apoyo de nuestra comunidad familiar donde todos los vecinos se conocían. Todavía es mi hogar y un lugar muy querido. Aunque ha cambiado en su aspecto, la cultura sigue siendo la misma. Cuando llegó el momento de estudiar una carrera, me decidí por la psicología, exclusivamente la salud mental, porque me interesaba saber qué es lo que hace que las personas se comporten, piensen y sientan como lo hacen. Aprender acerca de cómo nuestra mente, cuerpo y alma están conectados puede ser una forma poderosa de interactuar con los demás. Cuando me quito la bata, me gusta cocinar o ver películas. También disfruto pasar tiempo con mi familia y Asher, mi conejo mascota.